Cómo distribuir el tiempo, nuestro recurso más valioso
Sin duda, muchos nos preguntamos por qué nuestros días no tienen 36 horas. Esto se debe a que a menudo no alcanzamos a cumplir con todo lo que queremos. Sin embargo, es tan importante cumplir con nuestros objetivos y metas como entender que no siempre podremos hacerlo en el momento que deseamos. Ahí radica la cuestión: no es que no lo conseguirás, sino que no siempre lo lograrás en el tiempo deseado.
Antes, el tiempo era solo para mí, y solía aprovecharlo haciendo muchas cosas. Sin embargo, cumplir con mis metas se ha vuelto cada vez más retador y exigente. Cualquier cosa puede convertirse en una prioridad. Aunque intente enfocarme en “una cosa a la vez”, a veces es imposible porque, cuando menos lo espero, surge algo más importante que requiere atención inmediata, y termino, como suelo decir, “tapando huecos”.
Así es la vida, y hay que aprender a gestionarla, saber que habrá días que te despeinarán, pero también tendrás días en los que el viento soplará a tu favor y estarás como recién salida de la peluquería.
Aprender a manejar esto es la clave para desarrollar la tan mencionada resiliencia.
Todos hablan de gestión emocional, pero ¿nos hemos sentado a pensar en cómo se logra esto? Desde mi punto de vista, la exigencia emocional se está saliendo de control.
Es como una ruleta: tienes que saber gestionar emociones, trabajar en la empresa más top, estar a la moda, haber comido en el último restaurante del que todos hablan, asistir a todos los partidos, bailes y eventos, sentarte a leer, ir al gimnasio, reunirte con amigas, viajar al último destino recomendado, visitar a tus padres, llevar al niño al cumpleaños, hacer el playdate de la semana, y también… Ah, y… Y si te da tiempo…
En fin, con tantas “exigencias sociales” es simplemente “imposible” ser emocionalmente estable.
Por eso creo que debemos comenzar por a aprender a establecer “límites”, no solo con el resto del mundo, sino también con nosotros mismos.
Aquí te dejo algunos consejos para el manejo del tiempo:
1. Establece prioridades: No todo es urgente ni importante. Aprende a distinguir entre lo que realmente necesita tu atención inmediata y lo que puede esperar.
¿Conoces la matriz de Eisenhower?
2. Delega tareas: No intentes hacerlo todo por ti mismo. Confía en tu equipo, familia o amigos para ayudarte con ciertas tareas. Delegar no solo te libera tiempo, sino que ayuda a crecer y fortalecer a otros.
3. Crea rutinas: Las rutinas pueden ser muy útiles para manejar el tiempo de manera eficiente. Intenta establecer horarios específicos para tareas recurrentes y sigue una estructura diaria.
4. Toma descansos: No subestimes el poder de los descansos. Tomar breves descansos entre tareas puede aumentar tu productividad y evitar el agotamiento.
5. Limita las distracciones: Identifica y minimiza las distracciones que interfieren con tu productividad, por ejemplo, apaga las notificaciones antes de irte a la cama y establece horarios claros de trabajo.
6. Reflexiona y diseña planes de mejora: Al final del día, reflexiona sobre cómo has utilizado tu tiempo e identifica áreas donde puedes mejorar, toma medidas y verás que en poco tiempo serás más eficiente.
7. Aprende a decir No: Es crucial reconocer tus límites y no sobrecargarte. Aprende a decir no a compromisos que no puedes cumplir o que no son prioritarios.
Distribuir el tiempo de manera efectiva es un desafío continuo, especialmente en un mundo lleno de demandas y expectativas. Sin embargo, recuerda que la gestión del tiempo no es solo acerca de hacer más cosas, sino de hacer las cosas correctas que realmente importan.
El tiempo es nuestro recurso más valioso, aprender a gestionarlo bien es la clave para vivir plenamente.